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ONELIFE #37 – Spanish

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Land Rover’s Onelife magazine showcases stories from around the world that celebrate inner strength and the drive to go Above and Beyond. For this issue of Onelife we visited Maneybhanjang in the Indian Himalaya, where Land Rover Series Is and IIs rule the roost, we followed the north star to the Land Rover Ice Academy in Arjeplog, Sweden, which offers thrilling ice driving action and bring you the story of outdoorsman Monty Halls and his family who are out with a Discovery for a scenic escape in Ireland.

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HISTORIA «AKBAR, AUTÉNTICO DIOS DE LOS LAND ROVER EN ESTAS CUMBRES, LUCE SU TÍTULO CON ORGULLO». Akbar (arriba) es capaz, dicen, de arreglar casi cualquier problema mecánico gracias a su dilatada experiencia y a las incontables piezas de su taller (izquierda). «El Series I es duro como una roca», afirma, apuntando luego que su longevidad se explica por su resistente carrocería de aluminio y la simplicidad de su equipamiento. «La carrocería no se oxida, por lo que no hace falta aparcarlo en un garaje, que en un pueblo tan pequeño como este es un lujo muy caro. Los 4x4 modernos, con sus carrocerías de acero, necesitan mucho más mantenimiento». Passang está convencido de que los vehículos actuales no soportarían la constante tortura que el Series I es capaz de aguantar. ¿Y quién soy yo para discutir con este hombre apasionado que, gracias a sus años de durísimo trabajo y esfuerzo, ha podido enviar a su hija a doctorarse en Oxford, a un hijo a estudiar un máster en Australia y a otro hijo a una escuela de la zona? Empiezo a entender hasta qué punto el Series I ha transformado las vidas de la gente de este lugar. Un poco más tarde entro en un taller con las paredes copadas de estantes llenos de repuestos antiguos de Land Rover. Akbar, que ronda los cincuenta, me muestra con toda la ilusión diferentes piñones, engranajes, embragues, juntas, correas y tres motores enteros. Akbar, que lleva 30 años arreglando Series I, es quien se ocupa de que todos los Land Rover de Maneybhanjang funcionen como la seda. Una de sus especialidades es montar motores diésel fabricados en India en carrocerías del Series I. De hecho, según me cuenta, solo tres de los Land Rover del pueblo siguen usando el motor de gasolina original. Y el motivo no es otro que el económico: en India, el diésel es mucho más barato que la gasolina y los motores diésel son mucho más eficientes al circular por cuestas empinadas y terrenos imposibles a bajas revoluciones. Teniendo en cuenta que el combustible representa un tercio del coste de cada viaje realizado por estos Land Rover, el ahorro termina notándose. «Para estas montañas solo sirve un Land Rover, porque es muy fácil de reparar», explica. Y me muestra un eje de engranaje con los dientes comidos casi del todo. «Esto pasó ahí arriba, en la montaña, pero el conductor consiguió llegar hasta el taller». Incrédulo, contemplo el eje desdentado, que apenas conseguiría dejar marca en una patata hervida, y me pregunto cómo consiguió traer de vuelta un Series I cargado hasta los topes. «Los vehículos de hoy —añade Akbar— tienen sistemas electrónicos que, en zonas remotas como la nuestra, son casi imposibles de reparar». Akbar no tiene estudios y no sabe cómo se llaman exactamente las piezas que arregla, pero su experiencia y su intuición le sirven para identificar qué falla y cómo repararlo. Después me cuentan que hay otros mecánicos de la zona que pueden reparar estos viejos Land Rover, pero que siempre terminan recurriendo a Akbar para solucionar los problemas más complejos. En estas cumbres, Akbar es el auténtico dios de los Land Rover, un título que luce con 35