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ONELIFE #37 – Spanish

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Land Rover’s Onelife magazine showcases stories from around the world that celebrate inner strength and the drive to go Above and Beyond. For this issue of Onelife we visited Maneybhanjang in the Indian Himalaya, where Land Rover Series Is and IIs rule the roost, we followed the north star to the Land Rover Ice Academy in Arjeplog, Sweden, which offers thrilling ice driving action and bring you the story of outdoorsman Monty Halls and his family who are out with a Discovery for a scenic escape in Ireland.

XXXXXXX HISTORIA LEFT

XXXXXXX HISTORIA LEFT los Land Rover Series I y II han sido los amos y señores de este camino antaño solo apto para ponis. Hoy, 42 modelos supervivientes continúan prestando sus impagables servicios y son el motivo que me ha traído a este remoto paraje del Himalaya, situado a tres horas en coche del aeropuerto más cercano, el de Bagdogra, que a su vez está a más de una hora en avión de Calcuta. ¿Mi objetivo? Descubrir cómo este vehículo, con su deliciosa simplicidad, transformó para siempre el destino de una pequeña aldea india. «EL SERIES I ES DURO COMO UNA ROCA. LA CARROCERÍA NO SE OXIDA Y ES MUY FÁCIL DE REPARAR». Passang, uno de los conductores de Land Rover más veteranos de Maneybhanjang, está convencido de que ningún otro vehículo podría soportar los mismos suplicios. UN ANTES Y UN DESPUÉS La presencia de estos vehículos en India tiene su origen en la empresa de Calcuta Dewars Garage and Engineering Works, distribuidora de Rover Company, que importó y vendió unos 1.000 Land Rover a empresas británicas propietarias de plantaciones de té en Bengala Occidental, Assam y otros estados del noreste. Tras la marcha de estas compañías en los años posteriores a su independencia, muchos de estos vehículos se subastaron en la vecina ciudad de Siliguri. El primer Land Rover llegó a Maneybhanjang en 1958. Hasta entonces, la vida aquí era muy dura, especialmente para los ponis encargados de transportar productos básicos a poblados remotos en las cumbres del Himalaya. Aquel Land Rover con tracción en las cuatro ruedas demostró tal nivel de fiabilidad y velocidad que, en los 36 años siguientes, los vecinos de Maneybhanjang compraron hasta 300 unidades más. Paseando por la estrecha calle principal de Maneybhanjang, flanqueada de tiendas de artículos varios, comida y recuerdos, no puedo evitar fijarme en la hilera de Series I y II aparcados: aunque maltratados por la vida, como atestiguan la pintura desconchada y unos neumáticos sin apenas dibujo, se nota que sus dueños los han cuidado y lucen toda clase de vistosas pegatinas, muchas con mensajes vinculados a su origen británico. Maneybhanjang, con una población de 2.500 habitantes, es una aldea entregada al turismo: en sus tres hoteles y sus numerosos alojamientos recobran fuerzas los excursionistas que, entre resoplidos, recorren los poco más de 30 km que la separan de Sandakphu, un pueblo famoso por sus espectaculares vistas. Durante décadas, los Land Rover se han ocupado de transportar provisiones y pasajeros entre los dos núcleos, y han sido los auténticos motores de la economía local. LEYENDAS URBANAS «Todo lo que tengo se lo debo a Land Rover», asegura Passang Ramba, uno de los conductores más veteranos de estos lares. Lleva desde los años setenta acarreando víveres hasta Sandakphu dos veces al día y transportando en el viaje de vuelta patatas destinadas al mercado de Maneybhanjang. Puede parecer un paseo, pero en sus tiempos este viaje de algo más de 60 km podía representar hasta siete extenuantes horas al volante. Hoy, más de la mitad de la ruta está asfaltada, lo que garantiza un poco más de confort, pero el tiempo de viaje apenas ha variado, ya que la estrechez de la calzada y la inclinación impiden circular a grandes velocidades. 32

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