Aufrufe
vor 5 Jahren

ONELIFE #37 – Spanish

  • Text
  • Onelife
  • Rover
  • Coche
  • Mundo
  • Siempre
  • Cape
  • Sistema
  • Historia
  • Mejor
  • Motor
  • Vida
Land Rover’s Onelife magazine showcases stories from around the world that celebrate inner strength and the drive to go Above and Beyond. For this issue of Onelife we visited Maneybhanjang in the Indian Himalaya, where Land Rover Series Is and IIs rule the roost, we followed the north star to the Land Rover Ice Academy in Arjeplog, Sweden, which offers thrilling ice driving action and bring you the story of outdoorsman Monty Halls and his family who are out with a Discovery for a scenic escape in Ireland.

XXXXXXX LEFT INDIA NEPAL

XXXXXXX LEFT INDIA NEPAL Sandakphu Maneybhanjang BUTÁN Bagdogra BANGLADÉS 30

HISTORIA Pemba (centro) se enfrenta a los terrenos más exigentes con una sonrisa y sortea con su Series I carreteras repletas de horquillas con la soltura que le dan sus años de experiencia. La amplia sonrisa de Pemba Tamang delata que se encuentra en su salsa. Mi rostro, en cambio, no dice lo mismo. Sentado a su lado en su curtido Land Rover Series I, avanzamos serpenteando por una carretera del Himalaya, desde el pequeño pueblo de montaña de Maneybhanjang hasta la meca del trekking de Sandakphu, junto a la frontera con Nepal. Ascendemos 600 metros en los ocho primeros kilómetros y, en los próximos 15, llegaremos hasta los 3.900 metros de altitud, subiendo siempre en primera. El rugido del motor diésel impide toda comunicación verbal, por lo que de momento tenemos que conformarnos con las sonrisas. La carretera es estrecha y sembrada de cerradas curvas en horquilla. Al fondo, cazamos fugaces imágenes de Nepal, a veces a nuestra izquierda y otras a nuestra derecha. Seguramente un conductor inexperto al volante de un Series I sin dirección asistida se las vería y desearía para sortear estas horquillas, y tendría que dar marcha atrás y quemar los discos de embrague para volver a arrancar. Pero Pemba no: él se mueve como pez en el agua por estas curvas, que conoce de memoria, y lo hace con la convicción de que el pequeño Buda que preside el salpicadero guiará su Land Rover hasta buen puerto. Cuando llevamos unos 20 km de ascenso, el asfalto desaparece y deja paso a un camino lleno de rocas del tamaño de melones. Para poder desempeñar su habitual misión y transportar cargamentos de hasta 800 kg, este vetusto Land Rover incorpora suspensiones de ballesta reforzadas, por lo que cuando viaja sin carga avanza botando como un canguro con muelles en las patas. Sin embargo, y por increíble que parezca, apenas noto traqueteo alguno. Excepto el de mis dientes, claro está, cuando emprendemos el descenso por esta supuesta carretera, avanzando entre bosques de azalea cubiertos por un manto de niebla. Con la cuarta marcha engranada, el Land Rover apenas se inmuta, al igual que su conductor de perenne sonrisa. Y aunque la densa niebla de hoy nos impide contemplar la imponente efigie del Kanchenjunga, el tercer pico más alto del mundo, el Land Rover ha superado con nota su desafío por el Himalaya. Una de las reflexiones que me viene a la cabeza es que a cualquier vehículo más largo o menos resistente que un Series I le costaría bastante más enfilar el mismo camino. Esto explica seguramente por qué, durante décadas, 31