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Jaguar Magazine 02/2018 – Spanish

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PULVERIZADORES DE

PULVERIZADORES DE RÉCORDS El veterano regatista Peter Dredge, con la niebla de fondo, justo antes de su intento de récord en Coniston Water. FOTOGRAFÍA: ALEX PUCZYNIEC, MALCOLM CREASE 66 THE JAGUAR

Cuando el tiempo acompaña, Coniston Water es uno de los rincones con más encanto de Inglaterra. En pleno corazón de Cumbria, en la región conocida como Lake District, este enorme lago se convierte en un auténtico imán de turistas cuando llega el verano. Sin embargo, hoy el tiempo no acompaña. Aunque es pronto y todavía no están puestas las calles, el manto de niebla que cubre el lago es tan espeso que entre la veintena de rostros que tengo al lado no cuento ni una sola sonrisa. No son turistas, pues a estas horas incluso los más motivados tienen la prudencia de seguir en la cama. Por si su concentrada mirada y sus ágiles gestos no fueran prueba suficiente de su indudable profesionalidad, entra en escena un Jaguar F-PACE tirando de un remolque cargado con un enorme objeto cubierto por una lona. El ronroneo entre los presentes empieza a subir de volumen: están aquí por un motivo. Y el motivo sale a la luz cuando, al levantar la lona, hace aparición una estilizada lancha: la Jaguar Vector Racing V20E. Sin embargo, el verdadero motivo es otro y permanece escondido, concretamente bajo el casco: una enorme y potente batería inspirada en la tecnología de la Fórmula E. Hoy, el objetivo es tan claro como complicado: batir el récord mundial de velocidad náutica de una embarcación eléctrica, clavado desde hace más de una década en 126 km/h. Tal vez suene a poco, acostumbrados como estamos a las velocidades sobre asfalto, por no hablar de los supersónicos bólidos de Fórmula 1 que contemplamos desde nuestros sofás. No obstante, teniendo en cuenta las características del sistema de propulsión y el tipo de superficie, se trata de una misión de una gran singularidad y una indudable complejidad. Y aquí es donde la cosa se pone interesante, ya que desafiar los límites forma parte del ADN de Jaguar y también de los aliados de la marca en esta aventura, Vector Racing y Williams Advanced Engineering. Jaguar se ha puesto ya en cabeza en la carrera por la innovación en las tecnologías eléctricas, tanto sobre asfalto como en el agua. Ahora, el desafío no es otro que trasplantar a una lancha rápida la tecnología empleada en la Fórmula E con la escudería Panasonic Jaguar Racing. «La competición con vehículos eléctricos todavía está dando sus primeros pasos en el sector automovilístico, así que imagina en el mundo náutico —cuenta Malcolm Crease, CEO de Vector—. Por eso, los tres socios nos marcamos el objetivo de subir el listón de la exigencia en este terreno». Cuando a mediados de 2017 se tomó finalmente la decisión de intentar batir el récord de velocidad náutica con una embarcación eléctrica, empezaron ocho meses de preparativos y pruebas, no exentos de una buena dosis de ensayo y error, como corresponde a una iniciativa totalmente pionera. VUELOS A RAS DE AGUA Coniston Water es el quinto lago más grande de Inglaterra, con 8 kilómetros de longitud y casi 1 kilómetro de ancho, y también uno de los más tranquilos. No hay escenario mejor para tratar de batir un récord de velocidad, ya que las lanchas tienen todo el espacio que necesitan para acelerar y desacelerar, dar media vuelta y volver a la carga. Y por eso en estas aguas cada año, normalmente en noviembre, se celebra una prueba abierta a diferentes clases, la Coniston Powerboat Records Week. El récord de velocidad náutica con un vehículo eléctrico conseguido por Jaguar Vector Racing en Coniston Water no es la única hazaña que han visto estas aguas. Aquí fue donde el legendario Sir Malcolm Campbell batió por primera vez el récord de velocidad en agua (con motor de combustible) al alcanzar los 226 km/h allá por 1939. También aquí, pero en los años cincuenta, su hijo Donald batió cuatro récords de velocidad seguidos, al timón del legendario hidroplano Bluebird K7. Por desgracia, falleció en 1967 cuando perdió el control de su embarcación mientras volaba a unos asombrosos 514 km/h. Los restos de la embarcación no se recuperaron del fondo del lago hasta 2001. THE JAGUAR 67